Derogación de leyes de Abastecimiento y Góndolas: ¿éxito o fracaso para los supermercados argentinos?

Javier Milei

La derogación de la ley de Abastecimiento y la ley de Góndolas puede agravar la situación de los argentinos a corto plazo, pero es una condición indispensable para poner los cimientos de un sector alimentario competitivo y al servicio de los consumidores.

El presidente de Argentina Javier Milei promulgó el pasado miércoles el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), que contenía un amplio paquete de medidas para desregular la economía.


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El decreto contiene 300 medidas que abarcan desde la desregulación del mercado del alquiler hasta las exportaciones y la propiedad de la tierra, pero tiene repercusiones particularmente relevantes en el comercio alimentario.

La nueva normativa, que entrará en vigor el próximo 29 de diciembre, pretende acabar con la distorsión de la intervención del Estado en la economía y garantizar una mejor asignación de recursos en el sector a medio plazo. ¿Lo conseguirá?

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Impacto de las medidas

En primer lugar, el decreto deroga la ley de Abastecimiento, promulgada durante el tercer mandato de Perón y vigente ininterrumpidamente desde entonces. Esta ley permite al gobierno fijar precios mínimos y máximos en productos esenciales, sanciona a las empresas que suban los precios «de forma injustificada», controla la escasez de bienes o servicios y puede limitar incluso los márgenes empresariales.

Su objetivo declarado es «regular a los capitales con poder monopólico» y proteger a «los consumidores y pequeñas empresas», en palabras de Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires por Unión por la Patria, el partido peronista.

Sin embargo, en la práctica ha sostenido a empresas ineficientes que no sobrevivirían en el libre mercado, empujando los precios al alza en el largo plazo. Además, las sanciones —y sobre todo, la complejidad de predecirlas— han llevado a más inseguridad jurídica y costes adicionales a las empresas, que en última instancia se transmiten al precio del producto final.

La derogación de esta ley supondrá un cambio radical en el sector alimentario argentino. Las empresas podrán fijar libremente sus precios, lo que en teoría debería llevar a una mayor competencia y a una reducción de los precios a largo plazo.

Sin embargo, a corto plazo, es probable que los precios aumenten. Esto se debe a que las empresas tendrán que absorber el coste de las sanciones que ya han recibido por violar la ley de Abastecimiento. Además, habrá un período de transición en el que las empresas se adaptarán a la nueva normativa.

En cuanto a la ley de Góndolas, esta obliga a los supermercados a ofrecer un mínimo de productos fabricados por pequeñas empresas. En realidad, esta ley regula cada aspecto de la asignación de precios y la exposición de productos en supermercados de más de 800 metros cuadrados y online.

La derogación de esta ley permitirá a los supermercados gestionar sus espacios de venta de forma más eficiente y a los consumidores elegir entre una mayor variedad de productos.

Impacto en los supermercados

Las medidas del decreto de Milei tendrán un impacto significativo en los supermercados argentinos.

En primer lugar, los supermercados se verán expuestos a una mayor competencia. Al poder fijar los precios libremente, las empresas podrán ofrecer precios más bajos para atraer a los consumidores.

En segundo lugar, los supermercados tendrán más libertad para gestionar sus espacios de venta. Esto les permitirá ofrecer una mayor variedad de productos y mejorar la experiencia de compra de los clientes.

En tercer lugar, los supermercados tendrán que adaptarse a la nueva normativa. Esto implicará un esfuerzo de gestión y de inversión, pero también una oportunidad para mejorar su competitividad.

La derogación de la ley de Abastecimiento y la ley de Góndolas es un paso importante para la desregulación del sector alimentario argentino.

A corto plazo, las medidas pueden agravar la situación de los consumidores, ya que los precios pueden aumentar. Sin embargo, a largo plazo, las medidas deberían conducir a una mayor competencia y a una reducción de los precios.

Los supermercados tendrán que adaptarse a la nueva normativa, pero también tendrán una oportunidad para mejorar su competitividad y ofrecer una mejor experiencia de compra a los consumidores.

Con información de Food Retail

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