Consumo en modo supervivencia

Moiguer

Siete de cada 10 argentinos declaran que en el último mes debió recortar de forma significativa sus gastos del presupuesto habitual. De estos, 88% cambió la forma de comprar productos para el hogar y 42% dejó de comprar productos habituales como carne o gaseosas.

El consumo masivo se encuentra en un momento delicado, con una inflación que parece no detenerse y consumidores que, preocupados por la situación económica actual y futura, luchan a diario para hacer rendir su presupuesto.


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“El ciudadano se siente en modo supervivencia debido a las condiciones desfavorables (precios que aumentan, salarios depreciados, inseguridad y desempleo); a un país cada vez más degradado; y a las pocas proyecciones de futuro”, señala Fernando Moiguer, CEO de Moiguer Consultora de Negocios, en su último estudio Social Mood.

De acuerdo con el especialista, “tras años de recesión y pandemia mediante, se consolida la idea del “país que pudo ser” pero que cada vez está más lejos de serlo. El imaginario de un país en potencia al cual sus elites políticas no le han permitido ser, y la idea de que el ciudadano debe conformarse y lidiar solo con la frustración y desesperanza, tiende a profundizarse”.

De acuerdo con la investigación, 53% considera que existe una probabilidad alta o muy alta de que el país sufra una crisis económica grave en los próximos meses. Además, 6 de cada 10 encuestados mencionan a las cuestiones económicas (inflación, malas políticas, ingresos escasos) como el principal problema que hoy acecha al país. Le siguen los problemas del empleo (42% de menciones), y la inseguridad (39% de menciones). Por otro lado, 45% de los hogares declaran que alguno de sus miembros sufre inestabilidad laboral (40% en hogares de clase media).

“Los NSE más altos mantienen cierta confianza en ellos mismos y en poder progresar, pero se enfrentan a ajustes para mantener su modo de vida. Incluso los más jóvenes tienen cierta expectativa en su futuro y han mejorado su posición económica en los últimos tres años. El C1/C2 con profesiones liberales, oficinistas y freelancers encuentran en la pandemia un momento más próximo a la oportuncrisis en la que ven progresos personales, no tanto colectivos. Los NSE más bajos vivencian la pérdida en la mayoría de los aspectos de su vida con menor confianza en ellos mismos y sus metas se ven reducidas a los más básico y primario. Perciben la caída y han empeorado su situación económica y asumen su situación de pobreza masticando bronca”, explica Moiguer.

Según la investigación, 4 de cada 10 argentinos declara no haber realizado «consumos suntuarios» como salidas, delivery, compra de indumentaria o electro en el último mes (nivel alto, 15%; clase media, 28%; clase baja, 47%). Además, 5 de cada 10 encuestados declara haberse retrasado o incumplido el pago de servicios o impuestos en el último mes (nivel alto, 35%; clase media, 43%; clase baja, 56%). Por otro lado, 7 de cada 10 personas declaran que en el último mes debieron recortar de forma significativa sus gastos del presupuesto habitual. De éstos: 68% cambió la forma de comprar productos para el hogar; 42% dejó de comprar productos habituales como carne o gaseosas; 37% dejó de comer afuera; 21% dejó de pagar algunos impuestos/cuentas/servicios; 15% dejó el gimnasio/club; 12% vendió la moto/auto; 10% dejó de pagar cuotas pendientes; 9% dio de baja el alquiler y se fui a vivir a un lugar más barato o con un familiar o amigo; 7% dio de baja la prepaga, y 3% cambió a sus hijos a un colegio público.

Consumo fragmentado

Ante este panorama, de acuerdo con el especialista, el concepto de consumo se ve de una manera diferente: “Para los segmentos C1/C2 consumir está más vinculado a darse gustos y mantienen satisfacción sobre su nivel de consumo. Pero para el C3/D consumir hoy pasa por lo prioritario y estrictamente necesario y se lo vive como pérdida y algo que es para otros”.

Además, los consumidores que se encuentran en el nivel C1/C2 reemplazan o postergan consumos. “Tratan de sostener su nivel de vida y calidades, espaciando los consumos de ocio o reemplazando marcas con bajo o nulo impacto en su satisfacción. Están reemplazando marcas y demoran la actualización tecnológica. Para este segmento el consumo se volvió difícil desde la imposibilidad de conseguir todo en un mismo lugar por faltantes y deben recorrer más puntos de venta para conseguir lo que quieren”, indica Moiguer.

En el análisis de la consultora, los niveles socioeconómicos más bajos eliminan o reemplazan productos y servicios con fuerte impacto en la satisfacción con su nivel de consumo y se vinculan estrictamente a la situación del hogar: comida, limpieza y cuidado personal, las categorías básicas. “Están obligados a realizar cambios en sus hábitos reduciendo sus compras a lo más básico, arreglándoselas con lo que hay, priorizando el alimento de los chicos o modificando cantidades y formatos”, manifiesta Moiguer.

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