Argentina: El fin de Petrolera del Cono Sur, filial local de PDVSA

La filial local de PDVSA se queda sin su centro de almacenamiento y podría dejar de operar en el país

La compañía fue desalojada del predio que ocupaba en el Puerto de Dock Sud. Con las cuentas embargadas y pocos empleados, ya casi no tiene actividad


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Mientras Nicolás Maduro busca continuar en el poder a pesar de la presión internacional para terminar con tantas décadas de un régimen político cada vez más cuestionable, en Argentina todo parece indicar que los negocios del chavismo están a punto de ser un recuerdo.

Lejos están los años en los cuales Néstor Kirchner y Hugo Chávez soñaron con construir un kilométrico gasoducto para unir Argentina con Venezuela, y crear un mega holding petrolero a partir de las actividades de PDVSA, para que se quedara hasta con las operaciones de Shell en el mercado local.

Es que las operaciones de la petrolera estatal chavista en el país están a punto de desaparecer: hace por lo menos seis meses que no registra actividad, tiene las cuentas bloqueadas, redujo drásticamente su dotación de personal y continúa incrementando su deuda.

No se trata de un escenario novedoso, ya que la crisis que afecta a su filial local, Petrolera del Cono Sur, se remonta por lo menos a febrero del 2016, cuando su pasivo obligó a PDVSA a enviar fondos frescos para rescatarla.

Es más, ese año desde Venezuela inyectaron casi $100 millones para sostener las actividades de la petrolera que en el país opera con la marca Sol y que controla una red de 70 estaciones de servicio y una refinería.

Sin centro de distribución

Ahora, PDVSA acaba de recibir un empujón más en su irreversible camino hacia el cierre definitivo de sus actividades en Argentina. Por una medida tomada por las autoridades del Puerto de Dock Sud, la empresa se quedó sin el predio que ocupaba en esa zona y en el que estableció su planta de almacenamiento y distribución de combustibles para su red de alrededor de 70 estaciones de servicio en todo el país.

El Consorcio de Gestión del Puerto de Dock Sud tomó la decisión de caducar el permiso de uso del terreno ubicado en la zona este del establecimiento portuario que le había otorgado a PDVSA en el 2013.

La decisión se tomó por falta de pago del canon que la empresa se comprometió a cancelar de manera mensual en el marco de un proceso abierto que, según las autoridades del Consorcio, recién comienza.

Para los funcionarios, la empresa ya hace más de cuatro años que no opera y dos que no mueve un barco en la zona, además de haber reducido su planta de personal a solamente tres trabajadores.

«No sólo adeudan seis meses de canon sino que nunca presentaron pagos de pólizas de seguro y, lo que es peor, es el abandono de un predio, cosa prohibida por las regulaciones», explican a iProfesional fuentes del consorcio portuario de Dock Sud que ahora recuperó los terrenos y tiene la intención de licitarlos en los próximos meses.

Desde el ente también aclaran que buscarán una solución al problema que se le genera al personal de PDVSA todavía afectado a esa zona y a quienes intentarán reubicar en otras empresas petroleras de Dock Sud. «No vamos a dejar que entre ellos se genere la angustia de perder la fuente laboral por negligencia de una empresa irresponsable», agregan.

En este sentido, el poco personal que todavía emplea la petrolera chavista en el país no cobra sus sueldos desde febrero pasado. Lo mismo ocurre con los proveedores, que acumulan meses de atrasos y que comenzaron a dejar de hacer negocios con la compañía.

«No pagan porque tienen las cuentas embargadas tanto en la Argentina como en Venezuela, y eso dificulta el giro de fondos para sostener sus actividades locales», advierten fuentes gremiales cercanas al personal de Petrolera del Cono Sur.

Aseguran sentirse preocupados por la situación y sostienen haber recibido la promesa de los ejecutivos de la petrolera de resolver la situación de manera inmediata. En este caso, iProfesional intentó comunicarse con Luis Domínguez, responsable de la empresa en el país, pero no obtuvo respuesta a los whatsapp enviados.

Fuera del registro

El desalojo de PDVSA de su predio de Dock Sud se suma a la decisión del Ministerio de Hacienda de la Nación de eliminarla del registro de empresas petroleras, determinación que tomó la Dirección Nacional de Refinación y Comercialización de la cartera que conduce Nicolás Dujovne en diciembre del año pasado.

En ese momento, las autoridades de la compañía aclararon que la medida no les impedía continuar con las operaciones habituales de provisión de combustible en las estaciones propias.

Sin embargo, la resolución la dejó afuera del grupo de compañías habilitadas a elaborar y comercializar combustibles en la Argentina, incluyendo a las que compiten en el mercado de solventes, en todos los casos gravados por el impuesto a la transferencia de combustibles.

A esto se suman los graves problemas financieros que acumula la petrolera chavista y que la ubican siempre al borde del default y de su disolución, situación que ha venido esquivando gracias al giro de fondos desde Venezuela.

Solamente, en los primeros meses de este año, la compañía ha recibido aportes por algo más de $10 millones de parte de PDVSA que se suman a otros $118 millones del 2017 y de $60 millones del 2018, cuando cerró su balance con pérdidas por $203 millones y ventas por $241 millones que representaron un desplome del 74% frente a los resultados del 2017.

En su memoria del estado de resultados correspondiente al 2018, la compañía anticipaba un mejor escenario para este año, apoyada en diversificar y asegurar las fuentes de abastecimiento con el fin de obtener mejores costos y mayores márgenes de comercialización.

También prometía diversificar su cartera de proveedores, retomar la operación de nuevas estaciones de servicio, desarrollar más negocios, generar una cartera de clientes vinculados al agro y al sector industrial.

Además, se daba a conocer un plan de negocios para desarrollar hasta el 2035 consistente en lograr acuerdos de suministros seguros de combustibles en el mercado local; ampliar la comercialización de GNC; reactivar estaciones de servicio inactivas; ampliar los volúmenes de venta de lubricantes de la marca PDV mediante la importación de productos de Ecuador y Brasil.

Para llevar a cabo ese plan, los ejecutivos de la compañía aseguraban estar evaluando alternativas de financiamiento y acuerdos con proveedores y empresas «claves a nivel nacional e internacional que permitan mejorar la rentabilidad y el giro normal de los negocios».

Con ese objetivo, sus autoridades buscaron ser reinsertados en el registro de empresas petroleras, intentando demostrar tener capital de trabajo suficiente y razonables índices de liquidez, de forma de asegurar su normal desenvolvimiento y el pago de las obligaciones provisionales e impositivas.

Como parte de la estrategia también negocian un nuevo aporte de $600 millones de su accionista principal para restablecer el equilibrio entre su capital y su patrimonio, en razón de las millonarias pérdidas que acumula.

Proyectos incumplidos

En tiempos del kirchnerismo y de Hugo Chávez, la sociedad llegó a tener objetivos grandilocuentes, como quedarse con los activos locales de Shell o transformar a la recién creada Enarsa en una petrolera con fondos de la nación bolivariana que iba a operar una red de 600 estaciones de servicio y a encarar ambiciosos planes de exploración, refinación y distribución de combustibles.

Eran los años en los cuales Chávez desembarcaba en el país con planes para convertir a PDVSA en el mayor referente energético local, que inició con la compra de 150 estaciones de servicio de la firma Rhasa y de los activos de la uruguaya Ancap.

También buscó expandir su poder intentando sumar las casi 900 estaciones de servicio y la refinería de Shell para ubicarse en el segundo puesto del mercado y desafiar al reinado de la española Repsol, por entonces dueña del 100% de YPF.

Hasta llegaron a contemplar la creación de una empresa energética multinacional con el nombre Petrosuramérica, que iba a estar integrada por Pdvsa, Enarsa y que prometía embanderar todas las estaciones de servicio bajo la marca PDVSur e incorporar como socia a Ancap.

Sin embargo, más de una década después del sueño kirchnerista-bolivariano la empresa se acerca a su final que, de todos modos, intentan evitar sus ejecutivos locales.

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