Constant Anée llegó a la Argentina hace 15 años y decidió abrir un restaurante íntimo en una esquina del barrio de Palermo. Con un menú elaborado de acuerdo a la compra del día y un libro en cada mesa, À nos Amours ofrece una experiencia diferente.
Hay quienes saben imprimir su esencia en los espacios. Como cuando entramos en la casa de alguien y todo nos habla de esa persona: la decoración, la elección de los muebles; cada pequeño detalle que nos encontramos tiene su nombre y su impronta. Algo así logró Constant Anée cuando abrió su restaurante en una esquinita porteña, casi 15 años atrás.
À nos Amours está situado en el barrio de Palermo, en Gorriti y Aráoz. Una casona antigua alberga este rinconcito mágico, donde es posible viajar a París sin salir de Buenos Aires. Un menú adaptado a las compras del día y un libro esperando en cada mesa hacen que ir a comer allí sea una experiencia diferente. Es escaparse un rato del mundo y dejarse llevar por la propuesta de este francés que dejó su país y su profesión para darle vida a su propio bistró.
Entre la fotografía y la gastronomía
Constant Anée creció en Villennes-sur-Seine, una localidad ubicada a unos 30 kilómetros de París. En su adolescencia, colaboraba con su padre en el restaurante que él tenía, y fue entonces donde descubrió lo cómodo que se sentía en el papel de anfitrión. Apasionado por el cine y la fotografía, los 18 años se compró su primera cámara y comenzó a trabajar. Se desempeñó como fotógrafo de moda durante veinte años, hasta que decidió venir a probar suerte a la Argentina.
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